Me llamo María Fernanda Camela Flores, nací el 5 de Febrero de 1992 en la ciudad de Puebla, mi mamá tenía 42 años cuando me dio a luz.
Me crié en un hogar rodeada de mucho amor por parte de mi mamá y los hijos que tuvo en su anterior matrimonio, mis hermanas Aurora y Mariela, y mi hermano Héctor, yo no los considero medios hermanos porque desde que nací me han tratado como si compartiéramos exactamente la misma sangre, los mismos genes y todas esas cosas que determina la ciencia que a mi la verdad no me interesan.
Mi papá nunca vivió con nosotras, tenía demasiados problemas con su ex esposa y todavía mantenía a un par de sus seis hijas, por lo que no tenía nada que ofrecerme, se escuchara feo pero mi papá se convirtió en una especie de chofer que me llevaba al kínder donde mi mamá era educadora, nos recogía al terminar la jornada laboral y muy rara vez se quedaba a comer, pero a mi ni falta me hacía la imagen paterna porque tenia a mi hermano Héctor que vivía en mi casa todavía, tenia 22 años, manejaba un taxi, y era claro mi adoración.
Mi hermano se enamoro de la persona equivocada, mi mamá ya no podía controlarlo por lo que lo mando a vivir con su papá en Oaxaca, fue el día más triste de mi niñez, todo el tiempo culpaba a mi mamá porque mi hermano ya no estaba conmigo, fue hasta unos años después que comprendí todo.
Cuando entre a la primaria no tenía amigos, tal vez se debía a que me críe rodeada de adultos y no entendía a los niños de mi edad, después de un tiempo comencé a tener amigos, mi mamá me involucro en todos los sentidos en la iglesia cristiana. La verdad es que me gustaba mucho ir, aprenderme de memoria versículos de la biblia, participar en danzas y obras de teatro.
Tenía las mejores calificaciones, fui premiada en declamación, todos los años me otorgaban el primer lugar en aprovechamiento académico y en inglés toda mi familia estaba orgullosa de mí.
Pasaba las vacaciones con mis hermanas y sobrinos en Atlixco, en Oaxaca, en Cuernavaca, en México, en Puerto Vallarta, en Huatulco y en Veracruz donde visitábamos a mi hermano que finalmente se caso ahí y formo una familia.
Viajábamos mucho porque mi cuñado trabajaba en la Caja Popular Mexicana y tenía que administrar las sucursales de algunos de esos lugares. En nuestros viajes aprendí a nadar, a andar en bicicleta y en patines, a aguantar la respiración bajo el agua, a armar casas de campaña, a encender fogatas, a trepar arboles y bardas, en fin aprendí todo lo que se necesita saber para sobrevivir en el mundo infantil.
Fue hasta que entre a Secundaria que todo se salió de control, pase la primaria en una escuela particular donde solo había 20 alumnos y llegue al Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec donde hay 9 grupos por cada grado de escolaridad cada uno con casi 50 alumnos, no solo eso cambio en mi entorno, mis papas tuvieron una pelea muy fuerte y el decidió que lo mejor era no volver a vernos.
Mi mamá se la pasaba llorando y decía que todos los hombres eran egoístas por naturaleza, yo pensaba que si eso era cierto mi papá era el más egoísta de todo el mundo. Creo que la relación con mi mamá se rompió el día que me dijo que mi papá se había ido por mi culpa, a partir de ese momento todo comenzó a cambiar, me volví una rebelde que no entraba a ninguna clase, que era suspendida de la escuela, y entre en mi etapa de “obscurita” me gustaba pintarme las uñas de negro, no me arreglaba, mi mamá se la pasaba repitiéndome que tenia que ser femenina no un “machito”, las comparaciones de siempre, mi sobrina que tiene mi edad era el modelo de niña perfecta, bailaba ballet, era delicada, le encantaba maquillarse y vestirse femeninamente. Entonces desarrolle algunas manías extrañas por ejemplo el cortarme los antebrazos o las pantorrillas, como me la pasaba llorando todo el tiempo porque además de los problemas me enamore perdidamente de un tipo que ahora hasta me da vergüenza decir que fue mi novio de lo feo que esta.
Pensaba que tenía que “exteriorizar” mi dolor, no podía llorar solo por un dolor interno, una total tontería pero que en ese tiempo me parecía lo mejor que podía hacer cuando me sentía triste.
Fue hasta tercero de secundaria que conocí a un chico al que le conté todo lo que sentía, yo nunca había hablado de mis problemas con nadie y supongo que eso me saco del agujero emocional en el que estaba, anduve con el hasta que entre a preparatoria, supongo que no estaba enamorada de el porque en cuanto comencé a sentirme feliz otra vez termine con el.
Mi papá “regreso”, fue lo mejor para mi mamá a mi sinceramente me da igual al final nunca necesite de una imagen paterna. La religión de mi mamá la hice a un lado cuando me di cuenta de la hipocresía de la gente, además de la intolerancia que tienen con ciertos grupos sociales, yo creo que Dios nos ama a todos por igual no solo a algunos, cosa que a mi mamá le molesta mucho, todos nuestros problemas son porque no quiero ir a la iglesia. Lo que más le agradezco a la vida es haberme permitido crecer en este hogar con todos sus problemas pero mientras mis tías hacen fiestas y se emborrachan mi mamá siempre esta aquí tratando de inculcarme valores.
En preparatoria volví a tener las mejores calificaciones, aprendí a crear un balance entre mis amistades y las cuestiones escolares, tuve muchos buenos amigos la mayoría hombres porque nunca me gusto tener amigas, en mi grupo de amigos cercanos éramos solo 3 mujeres y 9 hombres. Conocí a mi actual novio y llevo dos años con él, se ha convertido en una de las personas más importantes en mi vida porque siempre esta aquí para mi.
Estos últimos días no han sido fáciles, mi hermana Aurora decidió que era una buena idea divorciarse, re hacer su vida con otro hombre y dejar a sus hijos con mi cuñado, no la he pasado bien porque se fue a vivir a Toluca y desde hace más de 6 meses que no la veo, todo esto obviamente es aún más complicado para mi mamá pero me da gusto haber madurado y poder sobrellevar las cosas de la mejor manera.
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